Puso música triste e intentó recordar como era la vida sin ella. No pudo hacerlo, se negaba totalmente. Se entregó rápidamente a la idea de amar a alguien. Y en eso marcó su número.
- Hola, Adriana?
- Si, José?
- Soy yo.
- Tengo miedo José.
- No te preocupes, somos dos.
[ fueron a tomar un helado y juraron ser amigos para siempre aunque no se terminaran casando como en ese instante lo estaban deseando]
También m ha gustado por acá. Y esa sucesión de días llenos de temor y belleza.
ResponderEliminarSaludos!
a Naty Brusco le gusta tu publicación ...
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